“Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios”
Jesucristo en Lucas 4:4
Para tener una vida plena, no basta lo material, es necesario lo espiritual, la palabra de Dios, las instrucciones de Dios, las reglas de Dios. Esto es fundamental entenderlo, no podemos quedarnos solamente en lo religioso, en lo tradicional, en las costumbres, en los ritos, debemos ir más al fondo. Jesucristo lo dijo “¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?”. Esta frase es clave, no es lo ritual lo más importante. La OBEDIENCIA ES LO FUNDAMENTAL. Creer en Dios es obedecer a Dios. Es urgente entender que somos seres espirituales, que hay leyes espirituales que determinan nuestro éxito o nuestro fracaso
Obedecer a Dios es creer en sus palabras y ejecutarlas, sin poner por delante nuestros sentimientos, pensamientos, creencias y emociones. Esa es la verdadera vida de fe. Entender que nuestras emociones van y vienen, que alteran nuestros estados de ánimo, por lo tanto vivir siguiendo nuestras emociones es peligroso y nuestra vida se convierte en una aventura que no sabemos en que terminará. Los sentimientos son engañosos, falsean la realidad de las cosas. Es por esto que Dios quiere que vivamos “por fe y no por vista”, es más difícil pero más seguro y es más placentero. Aquí está el verdadero crecimiento, aquí está la clave de nuestra realización. Entender que Dios SABE qué es lo más conveniente para nosotros. El principio de la fe es el que se utiliza en la aviación comercial. Los pilotos vuelan “por fe y no por vista” confiando en unos procedimientos establecidos y en la torre de control. Igual nosotros debemos confiar en unos procedimientos ya establecidos (la palabra de Dios), y en una torre de control (Dios). Por esto debemos entender que si Dios no estableció el divorcio como una opción, es porque realmente no es una buena opción, y que el camino que nos toca recorrer en pareja es APRENDER A AMARNOS. Vamos a ver de qué manera Dios define lo que es el VERDADERO AMOR. Entender esta parte es crucial en nuestra vida. Al fin de cuentas es el mandamiento principal. De entender esto dependerá nuestra felicidad y nuestra realización
“Si en la vida no tengo amor, nada soy. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. EL AMOR NUNCA DEJA DE SER”
1 Corintios 13
Si aprendiéramos a amar de ésta manera, todos los desórdenes individuales, familiares y sociales, desaparecerían. Nuestras familias serían verdaderos campos de amor y de realización. Nuestras sociedades serían paraísos. ¿Cómo llegar a este nivel?.....El matrimonio es clave en este proceso. Seguiremos en la próxima entrega
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